LA CHICA DEL TREN

“Lo único que sé es que, un minuto estoy bien y la vida es dulce y no parece faltarme nada y, al siguiente, me disperso, comienzo a desvariar y otra vez me muero por escaparme”.

¿Alguna vez te has fijado en alguien a través de la ventana del tren y has tratado de imaginarte su vida o una parte de ella?

Rachel sí. Una mujer solitaria, triste y alcohólica, que cada mañana toma el tren de las 8:04 para ir a trabajar.

Misma hora, misma parada, mismo tren, mismas casas, mismas personas…  En ese recorrido que hace sentada en el tren, con tan sólo unos pocos segundos y sus cortas paradas ante un semáforo en rojo le permiten observar a una pareja en el jardín de una casa cada día. Una pareja que, ella ve como la perfecta. Y que se encarga de imaginar sus propias vidas.

Pero un día la chica desaparece.

Y ¿qué es de Megan? Esta es la pregunta que te cuestionas durante toda la lectura del libro. Un misterio que despierta el interés por conocer todas aquellas posibles pistas que llevan a su desaparición.

Una narrativa llena de misterio e intriga narrada desde tres distintas perspectivas. Tres mujeres muy diferentes, que tienen su propia historia. Historias que al principio parecen un puzle con piezas que son difíciles de unir. Pero que finalmente todas las piezas encajan a la perfección.

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